Ansiedad: Enemiga pública N°1

Sentís tu corazón latir rápido, tus manos transpiran y te falta el aliento. Intentas decirte que todo va a ir bien, pero te cuesta respirar y pensar. Surge el pensamiento de «algo definitivamente no anda bien y algo malo va a pasar».

Estas sensaciones pueden estar asociadas a diferentes emociones, pero en general son catalogadas como «negativas» y tienen un rótulo muy claro: miedo y ansiedad.

La ansiedad es una emoción con mala fama, pero tiene su razón de ser. Para poder hablar de ansiedad, tenemos que introducir otra emoción: el miedo.

El miedo surge ante un objeto o situación en el aquí y ahora que puede resultar amenazante para la persona y poner en riesgo nuestra supervivencia. En cambio la ansiedad aparece generalmente cuando sentimos o pensamos que una amenaza se encuentra en camino y bloquea la posibilidad de lograr un objetivo o meta que resulta muy importante para nosotrxs y nos motiva a la acción. ¿Que quiere decir esto? Las sensaciones fisiológicas de miedo y ansiedad activan el cuerpo para actuar.

Tanto el miedo como la ansiedad son emociones que forman parte de un «sistema de alarma» del organismo que aseguran la supervivencia de la especie.

La ansiedad es una emoción. Como tal surge automáticamente y tiene varias funciones: asegurar la superviviencia, adaptarme al medio que me rodea y por lo tanto, prepararme para actuar a partir de lo que es importante para mi. Sin embargo, puede volverse desadaptativa.

Hablamos de ansiedad desadaptativa cuando su presencia o intensidad se encuentra elevada y por lo tanto, respondemos con conductas que no son esperables para la situación o la reaccion puede parecer «exagerada». Por ejemplo, cuando tengo que hacer la cola del supermercado, comienzo a sentir cosquilleo e inquietud por esperar a que me atiendan y siento la necesidad de dejar de hacer la cola e irme del lugar, sin importar si alcanzo a hacer la compra o no.

Si esta situación mencionada en el ejemplo anterior persiste, probablemente comience a hacer cosas para evitar la incomodidad.

A partir de estas experiencias y gracias al aprendizaje, las personas generalizamos y todo aquello que me «despierte» ansiedad, activa una alarma que me dice peligro.

¿Cuando se recomienda consultar con un profesional?

  • Cuando observo que se repiten en mayor medida los «episodios» donde siento ansiedad.
  • Cuando siento que cada vez son mas fuertes y menos tolerables los momentos de ansiedad.
  • Cuando me doy cuenta que interfiere en actividades cotidianas.
  • Cuando siento ansiedad en situaciones donde no hay observo un peligro real.
  • Cuando disminuyen mis relaciones sociales.
  • Cuando tengo dificultades para trabajar y/o estudiar.

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