Ha sido un largo día de trabajo. Estás cansada y agobiada, y todavía te dan vueltas por la cabeza todas las cosas que tenés que hacer. Pero por fin es de noche. Estás en tu cama mirando una serie, muerta de cansancio, y cuando termina el episodio apagás la compu, apagás la luz, das media vuelta y te disponés a dormir.
Y entonces empezás: «¿Pagaste el gas? Te lo van a cortar, y va a ser como la última vez que te olvidaste de pagar… un lío, y ahora con la pandemia debe ser peor… Pero no pienses en eso, dormí. Encima hoy esa señora te trató re mal porque te equivocaste en un pedido… ¿Cómo ibas a saber vos? Y todavía tenés que hacer un montón de cosas, no sabés si vas a alcanzar a hacerlas todas esta semana. Y no, si no te dormís, mañana vas a estar igual de cansada que hoy y no vas a poder hacer nada…»
Pero el sueño no llega…
Dormir es una actividad sumamente necesaria. Cuando dormimos, se restablece el equilibrio físico y psicológico básico para que podamos funcionar correctamente mientras estamos despiertos. Y esta necesidad va cambiando con el tiempo: los niños, niñas y adolescentes necesitan dormir aún más que los adultos, porque están invirtiendo una gran cantidad de energía en crecer e incorporar información sobre el mundo, mientras que los ancianos usualmente duermen menos.
Pero los hábitos de sueño no solo cambian a lo largo de la vida, sino también dependiendo de otros factores relacionados al estado de salud mental y física de las personas. Es por eso que el estrés puede ser un gran enemigo del sueño: cuando estamos bajo una gran presión (sea económica, doméstica o laboral) y sentimos que no vamos a poder con todo, se generan alteraciones psicofisiológicas que, a la hora de dormir, pueden obstaculizar el proceso de conciliación y mantenimiento del sueño.
Cuando el ciclo de sueño se ve muy afectado y la persona tiene serias dificultades para conciliarlo y mantenerlo, hablamos de insomnio. A veces, la gente con insomnio puede pasar dos o más días sin dormir nada o apenas unas horas, a pesar del cansancio. Esta situación puede ser muy frustrante y afectar varias áreas de la vida cotidiana: la falta de sueño provoca alteraciones en el estado de ánimo (irritabilidad y susceptibilidad elevadas), falta de atención y enlentecimiento de las funciones cognitivas superiores. Si se mantiene, puede llevar a una desorganización general en todas las áreas de la vida de la persona.
Otros factores que pueden afectar al sueño son:
- Malos hábitos: acostarse en horarios irregulares, consumir mucha cafeína y/o alcohol, tomar largas siestas, usar la cama para trabajar, comer o ver TV, fumar cigarrillos, etc.
- Miedo anticipador a no poder dormir: pensar y hablar todo el tiempo sobre el tema, dar vueltas a la idea de no poder dormir, sentirse especialmente nervioso cuando llega el momento de acostarse, preguntarse constantemente «¿podré dormir esta noche?», «¿cuándo llegará el sueño?», y otras variantes.
- Viajes frecuentes u horarios de trabajo irregulares
- Factores ambientales como ruido o luz excesivas, temperatura demasiado alta o baja, ropa de cama o colchón demasiado incómodos, etc.
- Alimentación en exceso en la noche: los ritmos circadianos no solo afectan al ciclo del sueño, sino también a otros procesos como la digestión. Si ingerimos demasiada comida (o comida muy pesada) justo antes de dormir, pueden producirse molestias físicas que impidan la conciliación o el mantenimiento del sueño.
- Enfermedades médicas graves como cáncer, dolor crónico, algunos tipos de diabetes, asma, enfermedades cardíacas, hipertiroidismo, etc.
- Trastornos psicopatológicos como depresión mayor, trastorno de estrés postraumático, y otros trastornos de ansiedad en general pueden afectar el ciclo de sueño.
- Medicamentos: si estás tomando algún medicamento y tenés problemas de insomnio que no podés relacionar a ninguno de los factores mencionados, consultá con tu médico sobre los posibles efectos secundarios de los mismos.
Identificar estos factores puede ser muy útil a la hora de informar a un profesional para que te ayude a tratar con este problema. Para saber más sobre este tema, podes leer esta nota sobre cómo puede afectarnos el insomnio.