A veces, la conducta de nuestros hijos nos sobrepasa y utilizamos el castigo movidos por el enojo. A efectos inmediatos, puede parecer efectivo. El niño, niña o adolescente deja de gritar, detiene sus exigencias o se queda quieto y en silencio unos minutos. Por otro lado, nosotros sentimos un alivio inmediato: a efectos prácticos pudimos parar la conducta difícil. Todo esto puede resultar en que usemos el castigo con demasiada frecuencia.
Pero, ¿es ese realmente nuestro objetivo?
De acuerdo con la crianza efectiva, educar a nuestros hijos supone enseñar habilidades para lidiar con los problemas de la vida cotidiana. El uso de castigos (directos o indirectos), significa perder una valiosa oportunidad para lograrlo. ¿Por qué?
En primer lugar, resulta muy poco eficiente a la hora de generar autocontrol. Por el contrario, solo consigue aumentar el enojo y volverlo poco manejable, tanto para el niño como para nosotros. Además, aparece un efecto secundario: el miedo al castigo. Esto es un problema porque impide el aprendizaje de formas saludables de gestionar emociones.
En segundo lugar, el castigo no enseña alternativas de acción, ya que su único objetivo es detener la conducta problema. Entonces ¿qué hará el niño, niña o adolescente la próxima vez que se encuentre en circunstancias similares? Lo más probable es que repita la conducta indeseada de manera más insistente. Quizá cambie su forma a otra más intensa o poco saludable. O, lo que es más peligroso, buscará maneras de hacerlo a escondidas de sus padres para evitar el castigo.
Por otro lado, este tipo de prácticas pone en peligro el vínculo de cooperación y confianza entre padres e hijos. Con frecuencia, los niños usan el tiempo de castigo para pensar cuán malos son sus padres por haberlos castigado. Esto construye resentimiento y distancia. A largo plazo, puede generar conductas vengativas o ir socavando lentamente la comunicación.
Por fortuna, existen maneras más fáciles, con experiencias más positivas y significativas que permiten fomentar la cooperación y adquirir destrezas. Es importante estar informados y recordar que siempre se puede acudir a un profesional cuando sea necesario.